Hace
785 años en la Porciuncula, Francisco ya moribundo, se dirigió a los
hermanos que le rodeaban como a represetantes de toda la Orden presentes
y futuros.
Francisco se siente inspirado les deja a sus hermanos un mensaje de amor y misión. Los fue bendiciendo sobre la cabeza de cada uno de ellos. Bendijo tambien a todos los que entonces pertenecian a la Orden, y a los que pertenecerían a ella hasta el fin de los tiempos.
Desde arriba y viendo por última vez Asís; bendice la tierra que le
vio nacer. Enteradas de su regreso Clara y sus hermanas acuden al
encuentro de Francisco.
El cántico de la criaturas es enriquecido,
en la hora de su muerte por una estrofa nueva que el mismo compone en su
honor, porque también es su hermana, porque también con ella necesita
reconciliarse todo aquel que ha vivido para amar.
Todos nosotros, hermanos y hermanas jufristas y miembros de la familia franciscana nos hemos reunidos hoy para recordar no solo la muerte sino, sobre todo, el nacimiento, de Francisco a la Vida, nos sentimos solidarios en esa bendicion de nuestro Padre, y nos comprometemos a vivir en unidad y fidelidad al Evangelio en nuestros dias.
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