El ayuno consiste
en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no comer carne. Son días de
abstinencia y ayuno el miércoles de
Ceniza y
el Viernes Santo.
Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu,
alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras
con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de
la Iglesia.
El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio,
dependiendo de lo que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues
ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de
penitencia cristiana.
¿Por qué el Ayuno?
Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del hombre a Dios.
El abstenerse de la comida y la bebida
tienen como fin introducir en la existencia del hombre no sólo el equilibrio
necesario, sino también el desprendimiento de lo que se podría definir como
"actitud consumística".
Tal actitud ha venido a ser en nuestro
tiempo una de las características de Ia civilización occidental. El hombre,
orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de ellos. La
civilización se mide entonces según Ia cantidad y Ia calidad de las cosas que
están en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al
hombre.
El hombre de hoy debe abstenerse de
muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos: ayunar significa abstenerse de algo.
El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse a sí mismo: No.
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